El término "persona" suele ser equiparada como un sinónimo de "humano". Pero este término, se refiere a alguien o algo que es sujeto de derechos, es decir que titulariza derechos que no pueden ser vulnerados de manera injusta.
Y es que los humanos no sólo le otorgamos esos derechos a los de nuestra misma especie, sino que nuestra legislación ha llegado al punto de convertir en persona a empresas, es la tan conocida figura de la "persona jurídica" que sin tratarse de un ser vivo, ni sintiente es titular de derechos. Es así como, a la luz de las leyes, un edificio posee derechos, mientras éstos les son negados sistemáticamente a otros animales que explotamos y oprimimos para generar lucro, divertirnos, alimentarnos, vestirnos y experimentar con ellos.
Para muchos el considerar a un animal no humano como sujeto de derechos y alguien semejante a un humano es una aberración. No conocen la historia documentada de varios juicios en la edad media donde los animales asistían vestidos como humanos a los tribunales, y claro, sin poderse defender, eran siempre condenados por una justicia dictaminada por, para y en beneficio exclusivo de los seres humanos.
Pero todo va cambiando, todo va evolucionando y cada vez más es profundamente claro la terrible injusticia que supone privar de derechos fundamentales como la libertad a animales que nacieron para moverse, para desarrollarse de manera autónoma y en concordancia con sus instintos. Seres que necesitan del cuidado parental y disfrutan del desplazamiento libre, de la exploración de un entorno natural, que tienen preferencias por algunos miembros de su misma especie y evitan el contacto con otros, seres que eligen a una pareja. Y la justicia no es del todo ciega a esta situación.
En argentina se han presentado ya dos casos de animales encerrados en un zoológico sin haber hecho nada para merecerlo, quienes tras un proceso legal de "habeas corpus", un recurso legal que reconoce el derecho a no ser privado de la libertad sin una acusación justa, han logrado ser liberados de las rejas y puestos en semi-libertad en santuarios para primates, tal es el caso de la orangutana Sandra y de la chimpancé Cecilia. Mientras tanto Tommy, otro chimpancé de un zoo de estados unidos espera correr la misma suerte que sus compañeras australes.
Reconocer a los animales no-humanos como "personas", titulares de derechos inherentes a la vida como la libertad y el libre desarrollo de la personalidad en un ambiente natural y acorde a cada especie nos plantea si sólo los animales que injustamente permanecen tras las rejas en un zoológico para divertir a quienes asisten, son quienes deberían ser considerados y liberados. Los animales que esclavizamos para comer, para vestirnos, para experimentar con ellos y para divertirnos también tendrían que ser titulares de estos derechos por la misma razón: es arbitrario y totalmente injusto privar de la libertad y convertir en propiedad a alguien que nació para vivir su vida de acuerdo a su naturaleza...
La solución está en tus manos, en transformar las creencias y prejuicios implantados en ti desde que naciste; ver la realidad de la afectación de los otros y actuar de la misma manera que quisieras que actuaran si tú, o tu familia fuesen las víctimas.